Los físicos en el Gran Colisionador de Hadrones en Europa anunciaron ayer el descubrimiento de una nueva partícula que, al igual que el bosón de Higgs, se conocía de manera teórica, pero no había sido observada.
Durante una fracción de segundo, el Gran Colisionador de Hadrones logró observar un barión, cuya existencia hasta ahora no se había demostrado.
Este nuevo tipo de partícula subatómica fue descrita como "encantadora" por los científicos, que esperan les ayude a explicar una fuerza clave que mantiene a la materia unida.
Se trata de un tipo de barión que hasta ahora no se había visto nunca. Los bariones son partículas subatómicas que contienen quarks. Los protones y los neutrones son los tipos más habituales de bariones. Los quarks son partículas aún más pequeñas de las que hay seis clases: dos habituales que son ligeras y cuatro más pesadas.
Durante una fracción de segundo, las colisiones a alta velocidad en el mayor acelerador de átomos del mundo crearon un barión llamado Xi cc, explicó el físico de Oxford Guy Wilkinson, que participa en el experimento.
La partícula tiene dos quarks pesados, ambos de un tipo conocido como "encantado", y uno ligero. En la naturaleza, los bariones tienen como mucho un quark pesado.
Puede que fuera breve, pero en la física de partículas podría decirse que duró "un tiempo considerablemente largo", señaló.
Los dos quarks más pesados se mueven en una danza igual a la interacción de un sistema solar con dos soles, mientras que el tercer quark más ligero da vueltas en torno a los otros dos, señaló Wilkinson. "La gente la ha buscado durante mucho tiempo", remarcó Wilkinson.
El hallazgo abre toda una nueva "familia" de bariones para que los físicos los encuentren y estudien.
Chris Quigg físico teórico en el Fermilab cerca de Chicago, que no forma parte del equipo descubridor, elogió el acontecimiento y dijo que "nos da mucho en qué pensar". El equipo envió una publicación sobre la investigación a la revista Physical Review Letters.
El Gran Colisionador de Hadrones, situado en un túnel de 27 kilómetros bajo la frontera entre Suiza y Francia y conocido como la "máquina de Dios", fue clave en el descubrimiento del bosón de Higgs. Las instalaciones fueron construidas por la Organización Europea de Investigación Nuclear, conocida por su acrónimo en francés CERN.
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